Constantemente oímos en los medios mencionar la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, promulgados por Naciones Unidas como una serie de metas a alcanzar en el año 2030 integrando el desarrollo internacional y el sustento de la vida humana en nuestro planeta, estos objetivos unen como pilares de un mismo fin el medio ambiente, la economía y la sociedad urgiendo a la colaboración y no a la competencia entre estos ámbitos. Así, no se entiende la sociedad sin la economía que la lleve adelante, pero con una economía y hábitos sostenibles que protejan el medio ambiente. Sólo de esta manera se puede avanzar hacia un mundo en el que la justicia y el bienestar sean derechos universales y no privilegios.
Estos ODS son 17:
Utilicemos la norma de las 4 P para agruparlos asociando la sociedad a las Personas, la economía a la Prosperidad y el medioambiente al Planeta ¿la cuarta P? la Paz, porque solo desde la solidaridad y el hermanamiento es posible lograrlo
De esta forma tendríamos ODS relacionados con
las Personas (1-5)
el Planeta (6 y 12-15)
la Prosperidad (7-11)
y la Paz (16 y 17)
ahora ya vamos enfocando qué relación pueden tener los ODS con el proyecto de invasoras, ¿verdad? Evidentemente la protección de la biodiversidad y la lucha contra las especies invasoras que la amenazan, está directamente relacionado con los objetivos que abogan por la protección del planeta pero, no solo eso, las invasoras pueden afectar a la calidad del suelo, cambiando sus características, volviéndolo menos fértil o impidiendo que algunas especies crezcan en condiciones, en consecuencia afectarían a la agricultura y a la ganadería, entramos en el ámbito de los ODS de las Personas y en el de la Prosperidad, las personas que viven del campo deben tener un trabajo que les permita vivir dignamente y no tener que migrar, si la vida del campo no permite una salud y bienestar mínimos, los entornos rurales se despoblaran, todo entra en el mismo ciclo.
Con el proyecto de invasoras tratamos también de poner nuestro granito de arena en cuanto a educación ambiental porque una educación de calidad (ODS 4) debe incluir el conocimiento y el respeto por el mundo que nos rodea.
Con un patrimonio natural como el que tenemos en Ramales, la lucha contra las invasoras es también la lucha por mantener un atractivo turístico y un motor económico para nuestra población, queremos que os acerquéis a conocernos, queremos turistas de los que vienen a disfrutar de nuestras maravillas y luego comen o duermen aquí, de los que cuidan y disfrutan el entorno, de los que se llevan un recuerdo bonito y lo cuentan a su regreso.
No es un capricho (ni una opción) proteger el medioambiente y las especies amenazadas, vivimos en una ZEC, una Zona de Especial Conservación, en la que aun podemos disfrutar de especies amenazadas que ya es difícil encontrar en otras áreas, integremos en nuestro día a día el reciclaje y la protección de nuestro entorno, cultivemos nuestro jardín con especies autóctonas, consumamos en el comercio local, facilitemos la vida en nuestro entorno, utilicemos medios de movilidad sostenible siempre que podamos, recuperemos los conocimientos tradicionales que pueden aportar medidas de conservación y utilización sostenible de especies. Las praderas, los bosques y otras formas de vegetación son un punto crucial para la protección de las cuencas fluviales en tierras altas, protegen de la erosión, frenan la velocidad de las aguas de escorrentía, equilibran los picos y depresiones estacionales en el flujo de agua. Conservar los ecosistemas rio arriba ayuda a la conservación y el mantenimiento aguas abajo y es más económico que el empleo de medidas reparadoras.
No podremos tener una economía en condiciones si esta no es sostenible y preserva el medio ambiente de la misma forma que la sociedad no prosperará si no está apoyada por una economía que no deje a nadie atrás y un planeta cuidado que la albergue.
Invasoras en Ramales 