Incendios forestales y especies invasoras

Incedio forestal TWITTER 112 CANTABRIA

Los incendios forestales en 2023 han sido un problema significativo en varios países. En España, en lo que va de año los incendios forestales han arrasado 88.000 hectáreas, según la estimación del Sistema de Información Europeo de Incendios Forestales (EFFIS). Durante la primera mitad de 2023, se registraron 15 grandes incendios forestales en España, triplicando la media de la última década para ese período.

Los incendios forestales pueden tener un impacto significativo en la propagación y establecimiento de especies invasoras en los ecosistemas. Aunque los incendios son un componente natural de muchos ecosistemas y pueden desencadenar procesos de renovación, también pueden crear condiciones propicias para la introducción y proliferación de especies invasoras. Aquí hay algunos efectos clave de los incendios forestales en relación con las especies invasoras:

  • Creación de hábitats perturbados: Los incendios forestales pueden destruir la vegetación nativa y alterar drásticamente el paisaje. Esto crea hábitats abiertos y perturbados que pueden ser colonizados rápidamente por especies invasoras.
  • Competencia reducida: Las especies invasoras a menudo son más resistentes y capaces de crecer rápidamente en comparación con las especies nativas. Después de un incendio, las especies nativas pueden tardar tiempo en regresar y establecerse, lo que brinda a las invasoras una ventaja competitiva.
  • Alteración de suelos: Los incendios pueden alterar las propiedades físicas y químicas del suelo, lo que a su vez puede favorecer a las especies invasoras que tienen una mayor tolerancia a estos cambios.
  • Aumento de la disponibilidad de recursos: Los incendios liberan nutrientes en el suelo y abren espacios para la luz solar, lo que puede aumentar la disponibilidad de recursos para las especies invasoras. Estas especies a menudo se benefician de estos cambios en las condiciones del suelo y pueden crecer más rápido que las plantas nativas.
  • Transporte de semillas y propagación: Los incendios pueden dispersar las semillas de las especies invasoras a través de corrientes de aire y el calor del fuego. Las semillas pueden ser llevadas a nuevas áreas que previamente no estaban colonizadas por estas especies.
  • Regeneración de invasoras: Algunas especies invasoras han evolucionado para prosperar después de incendios. Pueden ser resistentes al fuego o tener mecanismos de regeneración que les permiten recuperarse rápidamente después del evento.
  • Cambio en el equilibrio ecológico: Los incendios pueden alterar el equilibrio ecológico en los ecosistemas, lo que puede favorecer la expansión de especies invasoras que perturban aún más el ecosistema.

Los incendios forestales pueden crear condiciones propicias para la propagación de especies invasoras al alterar el entorno y crear oportunidades para su establecimiento y expansión.

Para mitigar los efectos negativos de las especies invasoras después de un incendio forestal, es importante tomar medidas de manejo adecuadas, como la restauración y revegetación de áreas quemadas con especies nativas, la implementación de prácticas de manejo de incendios que minimicen la propagación de invasoras y la educación pública sobre cómo evitar la introducción y propagación de estas especies en áreas quemadas.

En general, el manejo integrado que combine la prevención de incendios, la restauración de hábitats y la gestión de especies invasoras es esencial para mantener la salud y la resiliencia de los ecosistemas después de los incendios forestales.

Especies invasoras y educación ambiental

La educación ambiental es un proceso de enseñanza y aprendizaje que tiene como objetivo aumentar la conciencia y el conocimiento de las personas sobre los problemas ambientales y promover actitudes y comportamientos más responsables y sostenibles hacia el medio ambiente. Uno de los temas importantes dentro de la educación ambiental es la concienciación sobre las especies invasoras.

Una especie invasora no es lo mismo que una especie exótica. Lo habitual es que una especie invasora sea siempre también exótica, pero no todas las especies exóticas tienen por qué ser invasoras.

Una especie exótica o alóctona es aquella que sobrevive o se reproduce fuera de su área de distribución natural y de su área potencial de dispersión por la introducción directa o indirecta, o el cuidado de los seres humanos. Mientras que una especie invasoras es aquella que es introducida en un nuevo entorno fuera de su área de distribución natural y que causa daños significativos al ecosistema, la biodiversidad y a menudo a la economía y la salud humana. Estas especies pueden desplazar a las especies nativas, alterar los ciclos naturales y afectar negativamente a los ecosistemas locales.

La educación ambiental desempeña un papel crucial en la prevención y manejo de las especies invasoras.  La educación ambiental en relación a las especies invasoras se centra en:

  • Concienciación y Sensibilización: La educación ambiental busca informar a las personas sobre los riesgos asociados con las especies invasoras y su impacto en los ecosistemas. Esto puede incluir la difusión de información sobre especies invasoras específicas, cómo identificarlas y cómo prevenir su introducción mediante charlas, talleres, campañas en medios de comunicación y actividades escolares.

  • Prevención: La educación ambiental fomenta comportamientos responsables para evitar la propagación de especies invasoras. Esto puede implicar concienciar sobre la importancia de no liberar animales o plantas exóticas en la naturaleza y de no transportar especies invasoras en embarcaciones, equipaje u otros medios de transporte.

  • Identificación y detección temprana: Ayudar a las personas a reconocer las especies invasoras y distinguirlas de las especies nativas, es crucial para prevenir su propagación. La educación ambiental puede ayudar a las personas a reconocer las especies invasoras en sus etapas iniciales de establecimiento. Cuanto antes se detecte una especie invasora, más fácil será tomar medidas para su control y erradicación.

  • Participación: Fomentar la participación ciudadana en la detección y manejo de especies invasoras. Las comunidades locales pueden desempeñar un papel importante en la detección temprana y el control de estas especies. Esto puede incluir la organización de jornadas de limpieza, seguimiento de poblaciones de especies invasoras y otras actividades prácticas.

  • Control: Informar sobre estrategias de manejo y control de especies invasoras una vez que están establecidas. Esto puede incluir métodos químicos, biológicos y físicos para reducir su impacto.

En resumen, la educación ambiental desempeña un papel esencial en la prevención y gestión de las especies invasoras. Algunas iniciativas de educación ambiental se centran en enseñar a identificar y reportar especies invasoras, así como en promover prácticas sostenibles para evitar su dispersión. Estos programas pueden incluir actividades educativas en aulas, campamentos, áreas protegidas y otras áreas naturales. Al aumentar la conciencia y promover acciones responsables, se puede contribuir a la conservación de la biodiversidad y la salud de los ecosistemas.

Madreselva trepando por un plumero

La Ley de Restauración de la Naturaleza

La Ley de Restauración de la Naturaleza forma parte del Pacto Verde Europeo y la estrategia de biodiversidad 2030. El principal objetivo de esta ley es establecer medidas de restauración y recuperación de ecosistemas degradados, para así revertir la pérdida de biodiversidad en Europa.

Según la Comisión, el 80% de los hábitats europeos se encuentran en mal estado, y el 70% de los suelos, en un estado poco saludable.  Esta ley pretende ayudar a recuperar estos hábitats fijando objetivos y obligaciones específicos jurídicamente vinculantes (de obligado cumplimiento) para la restauración de la naturaleza en cada uno de los siguientes ecosistemas:

  1. Ecosistemas terrestres, costeros y de agua dulce
  2. Ecosistemas marinos
  3. Ecosistemas urbanos
  4. Ríos y llanuras aluviales
  5. Poblaciones de polinizadores
  6. Ecosistemas agrícolas
  7. Ecosistemas forestales

Entre los objetivos que propone la ley destacan los siguientes:

  • Restauración de hábitats y especies protegidos por la legislación de la Unión Europea en materia de protección de la naturaleza.
  • Reversión de la disminución de los polinizadores de aquí a 2030 y aumento de sus poblaciones a partir de ese año.
  • Mantenimiento de los espacios verdes urbanos hasta 2030 y una superficie de arbolado del 10% en todas las ciudades europeas.
  • Al menos 25.000 km de ríos europeos pasen a ser de caudal libre en 2030.
  • Restauración de los hábitats marinos.
  • Reducción a la mitad del uso de plaguicidas químicos de aquí a 2030.
  • Mejora de la biodiversidad de las tierras agrícolas.
  • Bosques en mejor estado con mejora de la biodiversidad.

La aprobación de esta ley es un gran avance y esperamos que sea una herramienta que permita revertir eficazmente y con urgencia la pérdida de biodiversidad.

Eliminar invasoras de nuestros jardines VI.

El arbusto de las mariposas, Buddleja davidii, trata «regulinchi» a las mariposas.

Siempre que vamos a comenzar una nueva entrada sobre la eliminación de invasoras echamos un vistazo por la red a ver qué es lo que se cuenta, es bastante desalentador porque la mayor parte de las páginas nos ofrecen #truquis para mantener bonitas y vigorosas esas EEI (como si necesitaran ayuda…).

Es muy llamativa la enorme cantidad de páginas dedicadas a la jardinería en la que se promueve el uso de especies invasoras y se cuestionan los motivos por los que se consideran invasoras, es bastante descorazonador. Aún a riesgo de resultar pesados, os insistimos, la calificación de una especie exótica como invasora no es un capricho ni una manía personal, responde a estrictos criterios que nada tienen que ver con cuestiones estéticas.

Y en esta ocasión, vamos a hablar de una especie muy común en los jardines y que, debido a la gran cantidad de polinizadores que atrae, los jardineros desinformados consideran sumamente beneficiosa (sic) y, antes de indicaros cómo debéis actuar para eliminarla de vuestros jardines, queremos aclarar esto.

La Budleya, Buddleja davidii, también llamada arbusto de las mariposas, es cierto, atrae una enorme cantidad de polinizadores con sus flores.

Red admiral butterfly (Vanessa atalanta) visiting butterfly bush Buddleja by Karen_hine lic. CC Public Domain on Flickr

Mariposas, abejas y otros insectos zumban alrededor de este arbusto sin descanso, pero esto no es más que un arma de doble filo. Los insectos, que se sienten irremediablemente atraídos por sus flores, dejan de acudir a otras flores, las nativas, con las que la invasora compite por el espacio, los nutrientes y el agua. De esta forma, los polinizadores no hacen su trabajo en la flora autóctona y su reproducción se ve disminuida, motivo que aprovecha la invasora para hacerse más fuerte. Y este no es el único efecto colateral, muchas de estas especies que acuden a la embriagadora llamada de las flores del llamado arbusto de las mariposas necesitan que sus larvas se alimenten de aquellas plantas de flora nativa que no han polinizado y son incapaces de alimentarse de las hojas de la Buddleya, en consecuencia, las orugas de todas esas mariposas, incapaces de alimentarse, no completan su ciclo vital, no llegan a ser mariposas adultas y por lo tanto se produce un peligroso declive en la población de polinizadores. ¿Te sigue pareciendo un idílico arbusto para las mariposas de tu jardín? Bien, pues vamos a ponernos manos a la obra para eliminarla.

Y, como siempre sucede cuando tratamos de eliminar una especie exótica invasora, va a presentar batalla. El arbusto de las mariposas además de generar muchísimas semillas (con lo que el suelo de nuestro jardín tendrá un banco de semillas que nos va a tener ocupados retirando brotes unos años), es capaz de reproducirse a través de estolones, acodos, brotes de la raíz y esquejes procedentes de fragmentos de tallos jóvenes, trae todo el pack de estrategias reproductivas para complicarnos la existencia así que no desesperes, te indicamos cuál es la mejor forma de atacar.

Es importante la época del año, esta especie fructifica a finales de verano y principios de otoño por lo que, si queremos evitar que produzca más semillas, debemos empezar antes de que llegue esta época. Por otro lado, si tienes dudas sobre la identificación, durante el verano las hojas y flores lucen en todo su esplendor para identificarla sin problemas. Si la tienes en tu jardín, ahora (en junio) es el mejor momento, no lo dejes para más adelante.

Lo primero que vamos a hacer es despejar el área de trabajo, eliminaremos toda la parte aérea, ramas y tallos, para dejar a la vista la cepa principal (y alguna cepa secundaria que nos haya podido pasar desapercibida), todos esos tallos, principalmente los más jóvenes, que retiramos, pueden arraigar así que lo mejor que podemos hacer es meterlas en una bolsa que podamos dejar cerrada. Con el compostaje corremos el riesgo de que puedan sobrevivir, lo más recomendable es llevarlo al punto limpio, aunque las ramas más gruesas y leñosas te pueden servir como leña para la chimenea (no generan mucho calor, pero son ramas finas que ayudan al inicio).

Una vez que tenemos el tronco principal localizado y despejado debemos tratar de hacer palanca con una azada o una pala para eliminarlo con la raíz. La Budleya tiene unas raíces bastante superficiales, si la tierra esta húmeda podrás levantar con relativa facilidad la mayor parte de la raíz, después habrá que buscar fragmentos que hayan podido quedar (sobre todo, si hay alguna piedra grande bajo la que pueda haber quedado atrapado algún trozo) porque tienen la fastidiosa costumbre de rebrotar desde la raíz.

Recuerda que en la tierra de la zona donde estaba el arbusto que hemos retirado es probable que queden semillas que pueden germinar en los próximos años, procura no mover tierra de ese punto y vigila los brotes anualmente para retirarlos cuanto antes, el arbusto de las mariposas es capaz de producir semillas ya en su primer año de vida, no se lo permitas.

Es importante que sepas que, si no tienes pensado eliminarla de raíz, no debes tratar de reducir el problema podando el arbusto de forma radical, de esta forma solo agravarás el problema puesto que la poda estimula el rebrote, saldrá con más fuerza y te resultara mucho más difícil eliminarla posteriormente. Si quieres reducir los problemas hasta que puedas eliminarla, quita los racimos de flores antes de que empiecen a marchitarse para evitar que las semillas maduren.

Y, como siempre te recomendamos, no dejes el suelo desnudo, plantar otras especies te ayudará a luchar contra los rebrotes y hará que tu jardín luzca igual de bonito. En esta ocasión, te sugerimos como alternativa otros arbustos, cualquier tipo de rosal, Rosa spp, que va a ofrecer el mismo porte con vistosas y aromáticas floraciones, incluso la Rosa canina, autóctona, es un espectáculo en plena floración y sus frutos, los escaramujos, de un intenso color rojo, aportarán color a tu jardín en otoño. Si no eres amigo de los arbustos espinosos, tu alternativa es el lilo común, Syringa vulgaris, que para el ojo inexperto es muy similar al eliminado, apenas notarás la diferencia y la salud de tu jardín lo agradecerá.

Para descargar esta ficha, pulsa aquí.

Para saber más sobre esta especie, te invitamos a visitar la entrada que le dedicamos aquí y descargar la ficha de la especie aquí.

Floristas, paisajistas, viveristas ¡¡Os necesitamos en nuestro equipo!!

La necesidad de contar con profesionales formados e informados.

Recientemente hemos tenido una polémica en redes por un hotel que publicitaba imágenes de bodas con plumero de la pampa: al recriminarles su uso (ilegal por el RD 630/2013), nos respondieron que eran plumeros tratados, por lo que no resultaban invasores, y que ellos eran ecofriendly.

Esta anécdota nos ha dado que pensar. ¿Qué estamos haciendo mal en la divulgación de estos temas? Porque es inconcebible que, en Cantabria, con el enorme problema que supone el plumero, que salta a la vista allá donde vayas, una novia pueda considerar mínimamente estético emplearlo para las imágenes de su boda. Pero, claro, es difícil escapar de la influencia que ejercen las redes sociales y se guían por lo que ven de bodas de gente conocida o de influencers y así nos luce el pelo.

Esta es una búsqueda rápida de Google buscando imágenes para “bodas” y “photocall bodas”. Hemos dudado si acreditar las imágenes porque, en este caso, puede ser considerado más un ataque a una empresa que una falta de respeto a la autoría de las imágenes, no queremos lanzar hordas de trolls, queremos generar conciencia.

No pensábamos que fuera necesario decirlo, pero necesitamos, con urgencia, que los floristas, paisajistas, viveristas y, si me apuras, los wedding planners, los hoteles y los fotógrafos, tomen conciencia de la necesidad de unirse a esta pelea. No cabe en la cabeza que, una década después de que se declare ilegal la venta de determinadas especies, aún haya profesionales que lo desconozcan (porque queremos pensar que es desconocimiento y no irresponsabilidad) y que promuevan su uso, y no, no vale lo de “es que queda tan bonito”, hay infinidad de especies de flora autóctonas infinitamente más bonitas que seguirán dando el aspecto boho chic que buscan y que, en fotografía, resultan mucho más vistosas que los plumeros.

Y no entendemos lo de “es que el cliente pide”, porque si aparece una novia que quiere desfilar y posar entre plantas de marihuana, ningún florista ni ningún hotel le va a dar el capricho.

Excusarse buscando alternativas no dañinas de las mismas plantas no es más que greenwashing. Buscar una alternativa legal no lo convierte en una alternativa ética, y unicamente maquilla la gravedad de un problema ambiental muy serio.

Es lógico que quien tiene un negocio relacionado con flores y plantas esté al tanto de la legislación vigente y conozca alternativas. No entendemos que en el paisajismo se continúen empleando especies que se han demostrado tan dañinas como el ailanto, el bambú, el rabo de gato o el plumero. Dañinas no solo a nivel ecológico, puesto que muchas de estas plantas producen importantes problemas en las infraestructuras cercanas con sus raíces, o provocan reacciones alérgicas, por mencionar solo dos ejemplos de los diversos impactos que tienen.

Y esto no sucede únicamente a nivel privado, donde las autoridades no tienen competencias. Son numerosos los parques y espacios públicos donde se plantan especies exóticas invasoras contempladas por los catálogos autonómicos o estatales, lo que constituye un grave problema y un pésimo ejemplo.

Conocer y reconocer las especies exóticas invasoras está al alcance de todos y, hoy en día, existen numerosas aplicaciones móviles que nos permiten resolver las dudas. La búsqueda de alternativas sostenibles, pero sostenibles de verdad, no de postureo, especies autóctonas que crecen en suelos similares y que ofrecen el mismo tipo de ornamento en cuanto a cobertura o floración, puede ser un reto enriquecedor para el verdadero apasionado de su profesión. Tratar de hacer ver a un cliente cuál es una alternativa mejor forma parte de la labor de cualquier profesional, y, en este caso, contribuiría de forma decisiva al esfuerzo global de contención de especies exóticas invasoras del que formamos parte.

Existen, por supuesto, muchos profesionales que están en ello y nos consta, pero el desentendimiento también es una práctica lo suficientemente habitual como para que nos llame la atención. Es triste que la única solución pase por la vía punitiva; el año pasado, una florista nos comentaba que en algunas bodas se había comenzado a multar a los floristas, y un compañero se había llevado una de 3.000 euros por utilizar plumero en una boda. No debería ser necesario llegar a este extremo.

Es difícil pelear contra grandes empresas que venden por internet y hacen envíos desde países donde el comercio de determinadas semillas o plantas es legal. Es mucho más sencillo que el comercio local, las empresas sostenibles, las que ofrecen atención humana sean también ejemplos de conciencia y profesionalidad y, sí, ser profesional pasa por conocer qué se puede y qué no se puede vender, recomendar alternativas y asesorar correctamente.

Queremos pensar que son unos pocos que llaman mucho la atención, pero sospechamos que, por pocos que sean, son demasiados, y, para tratar de paliarlo, somos muchos los dispuestos a ofrecer ayuda para informar o resolver dudas. Si tienes alguna duda o consulta, seas o no un profesional, escríbenos, al correo electrónico, a través de las redes o ven a vernos, para nosotros resolver dudas es una satisfacción y una inversión de futuro, para ti, si te dedicas profesionalmente a estos temas, es una formación de utilidad, un crecimiento personal y un regalo a las futuras generaciones.

Eliminar invasoras de nuestros jardines V.

El enredo de la hiedra alemana. (Senecio mikanioides = Delairea odorata)

Una de las plantas exóticas invasoras que vemos extendida por el medio natural en Ramales procedente, sin duda, del abandono de restos de poda, es la hiedra alemana o hiedra del Cabo, una especie originaria de Sudáfrica, muy decorativa (además de aromática) y que nos produce serios quebraderos de cabeza. No solo es un problema para el ecosistema, sino que también contiene alcaloides tóxicos que dañan a los organismos acuáticos (recordemos que el río Asón en Ramales es una Zona de Especial Conservación de la Red Natura 2000) y que son hepatotóxicos (dañan el hígado) y acumulativos para el resto de fauna, incluidas las personas.

Foco naturalizado de hiedra alemana creciendo junto al río Carranza a la altura del puente entre Riancho y Gibaja. Archivo Invasoras en Ramales.

Es, como todas las invasoras, una planta que nos va a dar mucho trabajo eliminar, y, sin duda, va a rebrotar un par de veces, por lo menos, antes de que podamos darla por erradicada. Quien la tenga en su jardín ya ha descubierto cuales son los problemas que genera; va trepando, enredando otras plantas y las ahoga a todas. Su crecimiento es muy vigoroso y, en consecuencia, tapa la luz al resto de especies impidiendo que realicen la fotosíntesis bien, las va debilitando hasta que se queda sin competencia y lo denso de su maraña impide que germine ninguna otra semilla en el suelo en el que crece.

Muchas veces, el problema lo provocamos nosotros mismos al no saber cómo se puede reproducir. Por ahorrar tiempo, pasas la desbrozadora o arrancas de mala manera sin saber que esos fragmentos de tallo arraigan fácilmente en el suelo húmedo y generan nuevos focos que nos multiplican los problemas. Por descontado, esta es la razón por la que no te recomendamos compostar los restos de esta especie.

También se reproduce por estolones, que son unos tallos que crecen horizontalmente (paralelos al suelo) y van arraigando, como sucede en las fresas. Las semillas rara vez son fértiles, pero tampoco debemos confiarnos.

Cuando decidamos ponernos manos a la obra, lo primero va a ser retirar toda esa parte aérea, las ramas (que pueden alcanzar hasta 7 metros de longitud), tallos y tallitos enredados por todas partes. Es muy tedioso, pero cuanto más cuidadosos seamos con esta parte, menor probabilidad habrá de que algún fragmento perdido arraigue.

Una vez despejada el área de trabajo, debemos buscar las raíces. Como siempre te recordamos, la tierra húmeda te facilitará la labor, y la delicadeza te ahorrará trabajo a la larga: escarbar con cuidado para extraer las raíces te evitará rebrotes.

Lo mejor que puedes hacer con toda esa masa vegetal que vas a sacar es llevarla en una bolsa cerrada al punto limpio para que la gestionen adecuadamente, siempre indicando que se trata de una especie exótica invasora, no la vayan a compostar.

Es también muy importante tener preparado algo que podamos sembrar en el suelo desnudo que queda para evitar la erosión y competir con los rebrotes. Hay multitud de opciones sostenibles, una de ellas la mencionábamos en la anterior entrada; la madreselva de bosque autóctona, Lonicera periclymenum, trepadora, aromática y muy vistosa. A nosotros, personalmente, nos gusta muchísimo la hiedra, Hedera helix, autóctona, con unas hojas muy vistosas y que cumple la misma función ornamental que la invasora sin producir problemas.

Hedera helix, hiedra, autóctona. Archivo Invasoras en Ramales

Para descargarte la ficha, pulsa aquí

Si quieres leer la entrada que le dedicamos a la especie pulsa aquí

para descargar la ficha de la especie, pulsa aquí

Existe mucha información. Aquí, por ejemplo, te dejamos la entrada que le dedicaron en un blog que nos gusta y te recomendamos https://floradegalicia.wordpress.com/2018/07/14/delairea-odorata/

 O también  http://invasionesbiologicas.blogspot.com/2019/01/delairea-odorata-una-enredadera.html

Imagen principal: Delairea odorata by Forest and Kim Starr lic. CC BY 2.0 on Flickr

Eliminar invasoras de nuestro jardín IV.

Enredando con la madreselva japonesa (Lonicera japonica)

Una de las especies que vemos con demasiada frecuencia naturalizada en nuestras salidas de campo es la madreselva japonesa, Lonicera japonica, que está invadiendo muchas áreas y resulta muy dañina puesto que, a diferencia de la autóctona (Lonicera periclymenum), es capaz de ahogar a los árboles y arbustos sobre los que crece. En los últimos años, la comunidad científica considera probable que emita sustancias alelopáticas, unas sustancias que impiden el crecimiento a las plantas cercanas.

El principal motivo de su utilización es el delicioso aroma que desprenden sus numerosas flores. Sus semillas son propagadas por las aves y otros animales, haciendo que puedan llegar a casi cualquier sitio. Se ha utilizado por su crecimiento vigoroso, varios metros en un año, pero lo que se cree ventaja pronto se muestra como riesgo y, cuando necesitamos eliminarla, se vuelve en nuestra contra.

Foco naturalizado de Lonicera japonica en Gibaja.

Como sucede con otras invasoras, tiene unas raíces persistentes de esas que, cuando crees que has conseguido erradicarla de tu jardín, asoman de nuevo y te desesperan, y de las que, si te dejas un trocito despistado, generan un nuevo foco.  Como siempre, también, te recordamos que el arma más importante en la lucha contra las invasoras es la paciencia y la persistencia, ellas son cabezotas; nosotros, más.

Para controlar la planta, hay que eliminar, primero, toda la parte aérea, lo que no es tarea fácil, porque al tratarse de una enredadera nos va a costar un ratito largo “desenredarla”. Una vez eliminados todos los tallos y lianas, hay que tratar de eliminar el tocón principal, que se suele pulverizar con un herbicida. Sabéis lo que opinamos de los herbicidas: se deben evitar siempre que sea posible y, en caso de utilizarlos, se debe hacer de forma muy focalizada, tratando de evitar que alcancen nada más allá de la especie que deseamos tratar (y, aun así, llegará al suelo. En la naturaleza todo está conectado).

Recuerda que, si te dedicas a meter azada sin control, estas multiplicando las raíces y empeorando la situación. Extraer las raíces debe ser una labor delicada para no empeorar el problema. Te recomendamos que esta tarea la lleves a cabo con la tierra húmeda, lo que facilitará la labor, y que emplees una herramienta que te ayude a hacer palanca (una horquilla, por ejemplo).

Tras esta primera operación, habrá que estar pendiente de los rebrotes provenientes de raíces y del banco de semillas para eliminarlos cuanto antes.

La gestión de los restos vegetales tampoco es sencilla, puesto que esta especie genera mucha biomasa y no es compostable, los tallos pueden enraizar con facilidad, las raíces generar nuevos brotes, los frutos tienen semillas…

detalle de la rama de Lonicera japonica (archivo InvasorasenRamales)

No recomendamos las quemas domésticas, menos aún con sequía. Los restos de esta especie se deben llevar para su “valorización energética” al punto limpio, que es una forma bonita de decir que lo van a quemar en un lugar con condiciones de seguridad, y que aprovecharán el calor generado para su transformación en energía.

Alternativas para tu jardín:

La más evidente es la madreselva de bosque, Lonicera periclymenum, autóctona, con un aroma menos intenso que la invasora, pero con un aspecto tan similar que incluso a nosotros nos cuesta distinguirla. El olor es menos intenso, pero la capacidad de trepar y cubrirlo todo y su aspecto son tan parecidos que te retamos a diferenciarlas. Apenas notarás la diferencia, y el resto de tu jardín se verá beneficiado.

Fuente: Lonicera periclymenum by Joan Simon lic CC BY-SA 2.0 on Flickr

También puedes optar por el género Clematis, las clemátides. Nosotros te recomendamos la especie autóctona Clematis vitalba, que no te va a provocar ningún problema, pero hay especies con floraciones aún más llamativas si es lo que estas buscando.

Un último consejo, por si no sabes si lo que tienes en el jardín es la madreselva japonesa o la de bosque. Para diferenciarlas, te damos dos claves:

– Madreselva japonesa, invasora, flores EN PAREJAS y frutos maduros NEGROS.

– Madreselva de bosque, autóctona, flores EN RAMILLETES (varias flores, surgiendo del mismo punto) y frutos maduros ROJOS.

Para descargar la ficha, pulsa aquí.

Para saber más sobre esta especie puedes leer aquí la entrada que le dedicamos y descargarte la ficha de la especie aquí .

No solemos recordártelo, pero ya sabes que aquí tienes el acceso al mapa de Google en el que puedes ver las localizaciones de las distintas EEI en Ramales, entre ellas, por supuesto, la madreselva japonesa.

Islas de biodiversidad y otras estrategias de naturalización urbana.

Últimamente es noticia el creciente número de ciudades que proponen la progresiva naturalización de los espacios urbanos con medidas como los “alcorques vivos” o las “islas de biodiversidad”. Estos términos, que cuando los escuchamos nos suenan completamente extraños, se hacen cada día más habituales (y necesarios),  así que vamos a dedicar esta entrada a explicar qué son y por qué parece que se han puesto de moda.

Fuente: @nachopardinilla

Las islas de biodiversidad son espacios donde se siembran especies autóctonas, o se deja crecer la vegetación espontánea, y que contribuyen a la restauración ecológica del medio natural. Los alcorques (hoyos al pie de los árboles para retener el agua) son considerados islas de biodiversidad a pequeña escala.

El hecho de que cada vez sean más las ciudades que se animan a introducir estas políticas no es tanto una moda como una urgencia por buscar estrategias económicamente viables que mitiguen los, ya evidentes, efectos del cambio climático.

Y cuando vemos que ciudades importantes como Paris, Londres o Nueva York las introducen y no solo funcionan, sino que, estética y funcionalmente, mejoran la vida de los habitantes de esas ciudades, es cuestión de tiempo que estas medidas se implanten en todo el mundo.

La apuesta por mantener asilvestrados estos espacios está motivada porque, a pesar de su tamaño, constituyen una importante herramienta en la mitigación de los efectos del cambio climático, son espacios resilientes, que mejoran la calidad del aire que respiramos y el nivel de humedad, regulan las variaciones de temperatura, aumentan el aislamiento térmico y acústico y favorecen las corrientes de aire que mitigan las “islas de calor” que constituyen los entornos urbanos. La capacidad de los ecosistemas de regular el ciclo del agua permite un mayor almacenamiento de agua en el suelo y subsuelo y, en consecuencia, una reducción de la escorrentía superficial, causa mayoritaria de los problemas de las inundaciones.

En resumen, necesitamos más espacios verdes y hemos de aprovechar cualquier opción, por pequeña que sea. Los alcorques son eso, pequeñas opciones, apenas un metro cuadrado, de naturaleza y sus beneficios, siempre y cuando puedan actuar como pequeños ecosistemas, pequeñas islas de biodiversidad en el mar de cemento de las ciudades.

fuente:alcorquesvivosrivas.es

La naturalización de los espacios verdes implica un menor número de siegas, lo que se traduce en una reducción del consumo de combustibles fósiles y en el ahorro económico consiguiente, así como en una importante reducción del ruido que generan estas siegas. La creación de esos pequeños ecosistemas con flora y microfauna mejora la calidad del suelo y reduce la incidencia de plagas que afectan a los árboles, ahorrando en el uso de plaguicidas (que también repercuten en nuestra salud), el suelo se oxigena y se descompacta, incrementando su permeabilidad, y los microorganismos asociados al mismo mejoran el sistema radicular de los árboles, redundando en la salud del árbol y en una mayor retención de agua.

Estas iniciativas no suelen estar exentas de polémica al implantarse, pues la proliferación de vegetación silvestre se asocia a una falta de cuidado o limpieza. Debemos abandonar la idea, tan del s. XX, de que los espacios verdes deben ser una alfombra de césped cortito, sin vida de ningún tipo, algo que se ha demostrado insostenible. Recordemos que, tras el confinamiento de 2020 a causa de la pandemia, a todos nos sorprendió la forma en la que la naturaleza había tomado las calles con parterres, alcorques y muros llenos de vegetación silvestre que atrajo insectos y aves.  Los entornos urbanos cobijan gran cantidad de especies (aves, murciélagos, invertebrados, y vegetación) que es necesario conocer, proteger y fomentar.

En las ciudades pioneras en estas medidas, la ciudadanía se ha acostumbrado a ver la vegetación que crece de manera espontánea, no como un símbolo de dejadez, sino como lo que es, un trocito de naturaleza que nos ayuda a luchar contra el cambio climático. Cuestiones tan sencillas como dejar la vegetación espontánea que crece entre adoquines pueden bajar un par de grados la temperatura en los veranos cada vez más asfixiantes de algunas ciudades. No eliminar este tipo de vegetación espontánea, o la que crece a los pies de un muro, no solo ayuda a mitigar el calor que acumulan el asfalto y las estructuras urbanas, sino que proporciona refugio a esa fauna beneficiosa y de la que se alimentan ciertas aves que NECESITAMOS que sigan estando presentes. Estas iniciativas, además, constituyen un ahorro más que notable en las labores de mantenimiento de las ciudades, permitiendo optimizar los mismos recursos sin necesidad de mover nuevas partidas.

Ojo, en los alcorques y otros espacios naturalizados, la siega se produce cuando las semillas han caído, es decir, la vegetación, agostada o seca, se ve “fea” durante un breve, pero necesario, periodo de tiempo. Para quienes rechazan este tipo de medidas, este será uno de sus argumentos, obviando todos los beneficios enumerados.

Podemos pensar que en nuestro entorno semirrural, rodeados de naturaleza como estamos, no necesitamos este tipo de iniciativas. No caigamos en ese error: no solo es una cuestión de aumentar la biodiversidad, también lo es de reducir nuestra huella de carbono y crear corredores para la naturaleza, pequeños reductos en los que cobijar esa microfauna que necesitamos. Es fortalecer la cadena para que todo funcione mejor, y eso repercute en nuestra salud.

Y, para quienes disponéis de un jardín, recordad que estas iniciativas también pueden aplicarse a nivel particular. Cuestiones tan sencillas como dejar un área del jardín sin segar, permitiendo la floración de especies silvestres, os proporcionarán numerosas ventajas que beneficiarán vuestra salud y la de vuestro jardín, así como el privilegio de disfrutar de ejemplares autóctonos de especies que no toleran las siegas periódicas, como las hermosísimas orquídeas silvestres.

Fuente: @avelaiona

Eliminar invasoras de nuestro jardín III.

Con el acanto, Acanthus mollis, hay que emplearse a fondo.

El acanto es una planta que abunda, muchísimo, en los jardines de Ramales, tiene unas hojas grandes (pueden alcanzar el metro) de color verde intenso, brillantes, que ya llamaban la atención en la antigua Grecia que las hizo inmortales en las columnas de orden corintio en el S.V a.C. Pero, además de bonita y elegante, es problemática y, quien se propone eliminarla, lo descubre. La facilidad con la que crece en lugares sombríos y lo vistoso de sus hojas y espigas florales son los motivos por los que se ha popularizado su uso en jardinería.

Gusta de suelos húmedos y frescos, si le faltan nutrientes deja de florecer. Tiene preferencia por los suelos calcáreos, así que, en Ramales, ha encontrado el lugar idóneo para extenderse y, probablemente por la “capacidad de fuga” de sus semillas o por el abandono de restos de poda en el medio natural, se ha expandido enormemente.

imagen archivo Invasorasenramales, Ayto. de Ramales

Es una planta que se multiplica con enorme facilidad, no solo por semilla (que surge en vainas que “explotan” lanzando las semillas a gran distancia, germinando automáticamente en contacto con el suelo y colonizando nuevas áreas) sino también por división de matas o corte de rizoma y este es el quid de la cuestión. Cuando tratamos de eliminarla, partimos el rizoma con la pala o la azada y, si no tenemos cuidado con la eliminación de los restos, lo que estamos haciendo es darle fuerza, ayudar a su dispersión. Si de verdad queremos eliminar el acanto de nuestro jardín, esto es lo primero que hemos de saber, por cada trozo de raíz que nos dejemos, estamos dejando una nueva planta. Partir la raíz es un sistema de multiplicación, así que hay que ser delicados para tratar de extraer el rizoma lo más completo posible y ser concienzudos.

imagen archivo Invasorasenramales, Ayto. de Ramales

En primavera y verano, la vitalidad de la planta esta a tope, por lo que si cortamos trozos de raíz es más fácil que estos «agarren». Por eso te recomendamos el invierno para iniciar la eliminación. Además, en invierno no tendrás el problema de que haya flores (cuyas brácteas espinosas pinchan) o vainas de semillas, con lo que, si prefieres desbrozar las hojas superficialmente para despejar el área de trabajo, puedes hacerlo sin riesgo de propagar la invasión.

Es, probablemente, una de las especies invasoras más desesperantes a la hora de eliminarla del jardín, es muy difícil desarraigarlo pues desarrolla raíces gruesas pero tiernas y profundas y, a partir de cualquier pequeño trozo de raíz, reaparece cuando crees que lo has eliminado por completo.

Una vez puestos en la tarea resulta casi imposible eliminar todas las raíces, también puede quedar el llamado «banco de semillas», semillas que han quedado en el terreno y que, durante unos años, conservan la capacidad de germinar. Así que, te lo adelantamos,  esto es una carrera de fondo y vas a tardar unos cuantos años, no desesperes.

Tiene un rizoma grueso del que van surgiendo nuevas raíces rizomatosas que van dispersándose. Si la tierra esta húmeda, una vez que has sacado el rizoma principal puedes ir tirando con suavidad de las raíces como quien tira de una cuerda. Como siempre te decimos, hay que ser muy meticuloso, cuanto más lo seamos, menor número de rebrotes encontraremos la próxima vez.

Es conveniente utilizar una pala plana y estrecha con la que puedas hacer palanca para levantar el rizoma, con la azada corres el riesgo de dividir el rizoma y empeorar la situación.

imagen archivo Invasorasenramales, Ayto. de Ramales

Como siempre, te recordamos, es tan importante el trabajo de eliminación como el de gestión de los restos vegetales. Las hojas del acanto no comportan riesgos, puedes compostarlas sin miedo. Debes ser muy cuidadoso con las raíces, lo mejor, dejarlas secar un poco para que se desprenda la tierra y llevarlas en bolsa cerrada al punto limpio.

Y, una vez despejado el terreno de raíces, te recomendamos que busques aliados para luchar contra los rebrotes, planta otras especies.

Es habitual que utilicemos el acanto en los jardines para cubrir zonas bajo arboles o con semisombra, tienes un sinnúmero de especies autóctonas que crecen en las mismas condiciones, tapizando el suelo y aportando floraciones espectaculares como la consuelda (Ajuga reptans), la aspérula olorosa (Galium odoratum) o la anémona de bosque (Anemone nemorosa). Si se trata de una zona lo suficientemente húmeda, puedes intentar cubrirla con helecho real o antojil (Osmunda regalis) un helecho autóctono muy empleado tradicionalmente en Cantabria y cuyas poblaciones naturales se encuentran cada vez más amenazadas.

También hay opciones clásicas como las begonias, los pensamientos o las hortensias, aunque estas últimas son especies no autóctonas y no parecen entrañar riesgos recuerda que “Muchas de las especies de jardinería son potenciales plantas invasivas por lo que hay que tener mucho cuidado en su control. Son como los zoos para los animales, no conviene que se escapen los leones…” Pregunta en tu vivero de confianza, curiosea, investiga y presume de jardín sostenible. Cuéntanos tu experiencia, tus dudas, los problemas que has encontrado, nos encanta aprender con vosotros.

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Eliminar invasoras del jardín II.

La vara de San José, Crocosmia x crocosmiiflora, manos a la obra para erradicarla de casa.

Tal y como ya hicimos hace unas semanas con la Tradescantia, vamos a entrar de lleno, otra vez, en vuestros jardines, esta vez para eliminar otra de las especies exóticas invasoras, EEI, más habituales en los jardines de Ramales y fuera de ellos, la vara de san José, Crocosmia x crocosmiiflora. Sí, esa planta tan vistosa que en verano florece a las orillas del Asón y que inunda el parque de Cubillas es, sin duda, una de esas plantas que es fácil de llevar a casa “a ver si agarra” y ¡vaya si lo hace!

Además, a pesar de estar catalogada como invasora, lo que implica que, por ley, está prohibida su tenencia y comercialización, aún es relativamente fácil encontrarla a la venta. Pero esa es otra historia, vamos a lo importante.

La vara de San José es una de esas plantas que, en cuanto la llevamos a nuestro jardín, nos ofrece todas las ventajas de las invasoras: crece con facilidad, cubre una zona concreta rápidamente, es vistosa, no requiere demasiado mantenimiento y, de pronto, es la dueña del jardín. Sí, esta especie se reproduce a través de una especie de bulbillos en cadena que hace que, de un año para otro, se multiplique muchísimo y resulte muy vistosa en su floración. A partir del segundo año, habrá una floración mucho menor, esto es debido a que crece tan rápido, que los grupos se congestionan dando como resultado la reducción progresiva del número de flores, lo que suele llevar a los jardineros domésticos a añadir fertilizantes pensando que se trata de una falta de nutrientes, desequilibrando aún más la composición del suelo e iniciando así un círculo vicioso que solo podemos romper entendiendo la causa.

La Crocosmia es un híbrido creado para la jardinería, una planta fruto del cruce de dos especies sudafricanas que aunó lo mejor de cada una, haciéndola tan resistente como hermosa. Una combinación que ha terminado por producir un serio problema ambiental cuando ha escapado al medio natural.

A pesar de ser muy resistente, tiene sus preferencias: suelos frescos, ricos en nutrientes, entornos húmedos; por eso ha invadido las riberas de los ríos. Tolera tanto el sol directo como la sombra, e incluso inundaciones periódicas. A nada que le ofrezcamos un rinconcito de nuestro jardín, nos va a resultar complicado eliminarla. ¿La razón? Su método de multiplicación, a través de pequeños tubérculos encadenados como un rosario, a partir de cada uno de los cuales surge un nuevo ejemplar, y que son difíciles de eliminar en su totalidad cuando arrancamos la plantas. Estos tubérculos, similares a bulbos, aunque estrictamente no lo son, están unidos entre ellos, pero pueden desprenderse con relativa facilidad, quedando en el suelo dispuestos a echar por tierra nuestra labor de eliminación.

Así que, cuando nos pongamos manos a la obra, hemos de tenerlo muy presente, para evitar dejarnos ningún “bulbillo”. Es mejor que actuemos con la tierra relativamente húmeda para que esté blanda y la extracción sea sencilla. Agarrando de las hojas en la parte baja, extraeremos poco a poco la planta tratando de que salga toda la raíz. Una vez extraídas las plantas y bulbillos a mano, es recomendable rebuscar con un escarificador de mano, un pequeño rastrillo o incluso con la mano, por si ha quedado algún resto oculto. Sí, sabemos que puede resultar una labor tediosa, pero debemos pensar que cuanto más meticulosos seamos, menos veces habrá que repetir la operación. Porque, no nos engañemos, con las especies invasoras siempre hay que repetir la operación.

Es evidente, aunque lo avisamos para los despistados, que no es conveniente que movamos la tierra de la que hemos extraído la especie invasora hasta que no estemos seguros de su erradicación. Con una palada de tierra que traslademos siempre puede haber un bulbo oculto (algunos son pequeños), o una semilla fértil, y trasladaremos la invasión a otro punto. A veces, nos enredamos a hacer cosas en el jardín, nos acordamos de una maceta que necesita tierra, el año siguiente trasplantamos esa maceta sin recordarlo y, ¡magia!, la Crocosmia ha vuelto.

Otro punto importante en el que siempre insistimos es qué hacer con los restos cuando eliminamos las especies invasoras. En este caso, tenemos la suerte de que sólo debemos ser cautelosos con los bulbos y con las cápsulas de semillas (no es habitual que sean fértiles, pero puede suceder). Para evitar preocuparnos de las semillas, lo mejor es eliminar la planta antes de que las produzca, es decir, antes de que la flor se marchite, aunque la época en la que resulta más sencillo, y cuando te recomendamos actuar, es a principios de primavera, cuando solo hay hojas y el suelo está más húmedo.

Una vez hayamos arrancado la planta, podemos cortar los bulbillos con unas tijeras de podar e ir dejándolos aparte, mientras las hojas pueden ir directamente a la compostadora o a la esquina del jardín en la que dejamos los restos de poda. Cualquier resto vegetal que dejemos descomponer en el jardín nos aportara materia orgánica y, por lo tanto, nutrientes. Los bulbillos, con la menor cantidad de tierra pegada posible, pueden ir, en bolsa cerrada, al punto limpio (donde avisaremos de que se trata de restos de una EEI).

Probablemente por su origen, fruto de la hibridación, no es demasiado sensible a los herbicidas por lo que, habitualmente, el intento de eliminarla con fitosanitarios, no sólo no funciona, sino que, al afectar a las plantas de alrededor, debilita a la competencia, saliendo reforzada. Un “efecto rebote” que seguro que no te esperabas.

Durante la eliminación debemos ser cuidadosos con el resto de plantas para evitar dañarlas, sobre todo cuando escarbemos para buscar bulbillos y, una vez hayamos retirado a la invasora, revegetar con otra especie.

Si lo que nos gustan son las flores, ¿por qué no comprar unos bulbos de narciso salvaje (Narcissus pseudonarcissus), un narciso autóctono cuyas poblaciones naturales están amenazadas? Una planta preciosa que va a dar color a nuestro jardín, sostenible y sin riesgos. Ante la duda, seguro que en nuestro vivero de confianza podemos consultar cuáles son las alternativas sostenibles para el tipo de jardín que tenemos.

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Fuente imágenes: fragasdomandeo.com, @redcambera y Ayto. de Ramales.